Seguir una dieta balanceada brinda múltiples beneficios al organismo, ya que evita el surgimiento de enfermedades y ayuda a mantener el cuerpo saludable frente al paso del tiempo.
En este marco, el aceite de chía gana popularidad por sus propiedades antioxidantes que protegen al organismo. En este sentido, la Universidad de Harvard destacó que «disminuyen la presión arterial y los niveles de colesterol» en sangre.
Características del aceite de chía
Las semillas de chía provienen de la planta Salvia hispánica L, originaria de México, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y Paraguay. Esta planta puede alcanzar hasta un metro de altura y se identifica por sus hojas opuestas y flores hermafroditas.
Aunque se pueden consumir directamente, los gastroenterólogos no lo recomiendan porque puede alterar los procesos digestivos.
El aceite de chía se elige cada vez más por quienes buscan una dieta saludable, ya que aporta antioxidantes y numerosas vitaminas. También contiene ácidos grasos poliinsaturados, ácido alfa-linolénico, ácido linolénico, tocoferoles y ácidos fenólicos.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina del Gobierno de Estados Unidos, la alta concentración de omega-3 puede ayudar a aumentar el colesterol «bueno» y disminuir el «malo».
Asimismo, la Universidad de Harvard indica que su consumo «disminuye la presión arterial, la inflamación y los niveles de colesterol», mientras «ayuda a controlar la diabetes y protege contra enfermedades crónicas».
Un artículo en ResearchGate menciona que el aceite de chía también presenta propiedades «antiobesidad, anticancerígenas y antihiperlipidémicas».
¿Por qué es recomendable remojar la chía antes de consumirla?
Si bien se puede consumir chía directamente como semillas, varios gastroenterólogos sugieren dejarlas en remojo por horas para que se expandan o ingerirlas en forma de aceite para facilitar la digestión.
Para preparar el aceite, se debe hervir las semillas molidas para que el líquido grasoso flote y se logre su recolección.
