Durante décadas, la comida frita fue señalada como el enemigo número uno de la alimentación saludable. Sin embargo, un estudio del Instituto de la Grasa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IG-CSIC), reveló lo contrario y está desafiando esa creencia. Esta técnica puede ser saludable, siempre y cuando se utilice el aceite adecuado.
Y en este cambio de paradigma, hay un protagonista que destaca: el aceite de orujo de oliva, una alternativa cada vez más recomendada por nutricionistas y chefs por su resistencia al calor, beneficios nutricionales y estabilidad durante la fritura.
Por qué comer frito puede ser saludables con este aceite, según el estudio
Freír alimentos con aceite de orujo de oliva es más saludable que utilizar aceites de cocina más convencionales, según un estudio realizado por el instituto de grasas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El aceite de orujo de oliva se extrae del residuo sólido que queda tras la primera extracción del aceite de oliva virgen extra. Aunque menos conocido que otros aceites, su composición lo convierte en una de las mejores opciones para freír:
- Punto de humo alto (alrededor de 240°C): esto significa que resiste mejor las altas temperaturas sin descomponerse ni generar compuestos tóxicos.
- Menor absorción de aceite en los alimentos: las frituras resultan menos grasosas y más crocantes.
- Rico en antioxidantes naturales, como los polifenoles y vitamina E, que se mantienen estables incluso al calentar.
- Sabor neutro, ideal para no alterar el gusto de los alimentos.
Con el aceite adecuado y una temperatura controlada, freír no solo no es perjudicial, sino que puede conservar nutrientes y crear una textura atractiva sin exceso de grasa. El truco está en seguir buenas prácticas:
- Freír a temperatura constante (entre 160 °C y 180 °C).
- No reutilizar el aceite muchas veces.
- Secar bien los alimentos antes de freírlos para evitar humedad excesiva.
- Usar papel absorbente al finalizar para eliminar el exceso de grasa.
La idea de que «todo lo frito hace mal» empieza a quedar atrás. Con información, buenas prácticas y aceites como el de orujo de oliva, la fritura puede formar parte de una dieta equilibrada y sabrosa.
