Los trastornos de salud mental, como la depresión y la ansiedad, no son fáciles de tratar. Los medicamentos ayudan a muchas personas, pero tienen una alta tasa de fracaso y pueden provocar efectos secundarios desagradables. La terapia conversacional requiere mucho tiempo y es costosa. Además, ninguno de estos enfoques es adecuado para prevenir la aparición de los trastornos. Sin embargo, muchas personas pasan por alto otra opción que, cuando funciona, puede ser una de las formas más eficaces, menos disruptivas y más económicas de controlar los trastornos de salud mental: el ejercicio.
No es ninguna novedad que el ejercicio es bueno para la salud física, y desde hace tiempo se elogia también por sus beneficios para la salud mental. Pero ahora los investigadores están avanzando en la comprensión de cómo, exactamente, el ejercicio puede ejercer su magia mental.
Están descubriendo que el ejercicio tiene efectos profundos en la estructura del cerebro, especialmente en las regiones más afectadas por la depresión y la esquizofrenia. También proporciona otros beneficios más sutiles, como la concentración, la sensación de logro y, en ocasiones, la estimulación social, todos ellos terapéuticos por sí mismos. Y aunque, en general, cuanto más mejor, incluso niveles modestos de actividad física, como una caminata diaria, pueden reportar grandes beneficios para la salud mental.
“La actividad física es una intervención muy potente”, afirma Anders Hovland, psicólogo clínico de la Universidad de Bergen, en Noruega.
Pero ese conocimiento apenas ha comenzado a filtrarse en la práctica, dice Joseph Firth, investigador de salud mental de la Universidad de Manchester, en el Reino Unido. Solo hay que preguntar a cien personas que reciben atención de salud mental cuántas reciben prescripciones de ejercicio como parte de esa atención. “No encontrarías muchas”, dice Firth.
El ejercicio, una herramienta contra la depresión
Algunas de las pruebas más sólidas de los beneficios mentales del ejercicio se centran en la depresión. En 2016, Hovland y sus colegas buscaron en la literatura publicada e identificaron 23 ensayos clínicos que evaluaban la eficacia del ejercicio en el tratamiento de la depresión. Los investigadores concluyeron que el ejercicio era claramente eficaz y, en algunos estudios, equivalente a los antidepresivos.
Además, el ejercicio ofrece varias ventajas. Por un lado, los medicamentos antidepresivos suelen tardar varias semanas o meses en mostrar su efecto completo. El ejercicio puede mejorar el estado de ánimo casi de inmediato, lo que lo convierte en un complemento valioso para los tratamientos de primera línea, como los fármacos o la terapia, señala Brett Gordon, investigador de psicología del ejercicio en la Facultad de Medicina de Penn State. Además, afirma, el ejercicio puede contrarrestar algunos de los efectos secundarios desagradables de los antidepresivos, como el aumento de peso.
Además, el ejercicio tiene pocos de los efectos secundarios negativos que son tan comunes en las terapias farmacológicas para la depresión y otros trastornos. “Muchas personas con problemas de salud mental no se muestran entusiastas a la idea de empezar a tomar medicamentos por el resto de su vida y están interesadas en buscar otras opciones. El ejercicio podría ser una de esas opciones”, afirma Jacob Meyer, psicólogo del ejercicio de la Universidad Estatal de Iowa.
Ahora hay pruebas emergentes de que el ejercicio también parece ayudar a tratar o evitar los trastornos de ansiedad, incluido el trastorno por estrés postraumático (TEPT) y, posiblemente, otras afecciones psicóticas graves. “Cuanto más investigamos, más vemos que el ejercicio puede ser valioso”, afirma Firth.
Hay otra cara de la moneda que es especialmente relevante cuando hay una pandemia, como fue la de la Covid-19: si el ejercicio estabiliza la salud mental, entonces cualquier cosa que impida a las personas hacer ejercicio probablemente la desestabilizará. Para comprobarlo, Meyer y sus colegas encuestaron a más de 3.000 estadounidenses sobre su actividad antes y durante la pandemia. Descubrieron que quienes redujeron su actividad física a causa de la Covid-19 presentaban más síntomas de depresión y peor salud mental. (Irónicamente, quienes no hacían ejercicio de forma regular antes de la Covid-19 no notaron muchos cambios. “Cuando ya estás en cero, ¿hacia dónde puedes ir?”, se pregunta Meyer).
Pero los investigadores aún están tratando de determinar exactamente cómo el esfuerzo muscular actúa en el cerebro para mejorar la salud mental. Para la mayoría de las preguntas biomédicas como esta, el primer paso son los experimentos con animales, pero estos no son tan útiles en los estudios sobre problemas de salud mental. “La salud psicológica es tan exclusivamente humana que puede ser difícil dar un buen salto desde los modelos animales”, dice Meyer.
El ejercicio y un cerebro sano
Los científicos han planteado algunas hipótesis sobre cómo el ejercicio mejora la salud mental, según Patrick J. Smith, psicólogo y bioestadístico del Centro Médico de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, que escribió sobre el tema en el Annual Review of Medicine de 2021 junto con su colega de Duke, Rhonda M. Merwin. Los beneficios más evidentes del ejercicio no parecen tener mucho que ver con la salud cardiovascular o la fuerza muscular, ya que la intensidad con la que una persona puede entrenar solo está débilmente relacionada con su salud psicológica. Debe haber algo más importante que la mera forma física, afirma Smith.