Diversos estudios advierten que este comportamiento genera mejoras concretas en la productividad, la motivación y la salud emocional. Cómo la empatía, la confianza y la presencia genuina fortalecen los vínculos personales y promueven un entorno más saludable y resiliente.
Una sola persona capaz de irradiar energía positiva puede modificar la dinámica completa de un grupo. Esta influencia eleva la colaboración, el rendimiento y la moral, al tiempo que fomenta mayor creatividad, compromiso e incluso bienestar físico entre quienes le rodean.
En ese tono, Psychology Today expone que la presencia de un individuo energizante beneficia tanto al entorno como al propio protagonista de esa actitud, reflejando un efecto de doble vía. La publicación resalta que la energía relacional positiva es determinante para el éxito en el trabajo y en el hogar.
Este aspecto, respaldado por la ciencia, señala que las emociones se propagan con rapidez, y quienes proyectan buena energía pueden transformar cualquier ambiente. El texto señala que, aunque el concepto de “vampiros de energía” —personas que agotan a su entorno— tiene amplia difusión, las figuras que revitalizan y elevan a los demás suelen pasar desapercibidas.
Estas personas, llamadas “gente del sol” en el libro Sovereign de Emma Seppälä, poseen una cualidad clave para el éxito de las relaciones humanas. Asimismo, investigadores de Harvard y de la Universidad de Michigan profundizaron en los rasgos que distinguen a los líderes más efectivos. Más allá de la competencia, descubrieron que la capacidad de inspirar, generar confianza y potenciar a quienes les rodean resulta esencial.
El hallazgo central, citado por Psychology Today, establece que los líderes más influyentes actúan como energizantes positivos: su presencia anima, motiva y compromete a quienes les rodean. Este fenómeno, llamado energía relacional positiva, se extiende a cualquier interacción social.
La base científica de este efecto se apoya en tres pilares.
- Las emociones son contagiosas: el cerebro está preparado para reflejar los estados emocionales ajenos, por lo que la negatividad puede agotar, mientras la energía positiva se propaga igual de rápido.
- La energía relacional positiva activa neuroquímicos como la dopamina y la oxitocina, los cuales se asocian con la motivación, la confianza y la conexión interpersonal.
- Esta clase energía genera retroalimentación: cuando las personas se sienten bien en presencia de alguien, muestran mayor apertura, generan confianza y responden de manera positiva, fortaleciendo así la comunicación y la resiliencia en los lazos interpersonales.
En ese sentido, la energía relacional positiva trasciende la simpatía superficial o el optimismo casual. Consiste en estar emocionalmente presente, mostrar genuino interés, alentar y cuidar a los demás de forma auténtica. Valores como la amabilidad, empatía, perdón y humildad —antes considerados solo virtudes morales— tienen ahora respaldo científico. Las personas que se sienten vistas, escuchadas y valoradas, desarrollan mayor seguridad y sentido de pertenencia. Esta actitud auténtica transforma la calidad de las relaciones y permite transmitir confianza y cercanía reales.
El equipo de Kim Cameron, profesor de gestión y organizaciones de la Escuela de Negocios Ross de la Universidad de Michigan, documentó que los líderes energizantes positivos generan consecuencias tangibles: aumentan la productividad, el bienestar y el entusiasmo en su entorno. La investigación, en ese sentido, demuestra que quienes reciben energía relacional positiva también se sienten atraídos por quienes la generan y experimentan un ánimo renovado.
Transformarse en un energizante positivo no exige ser extrovertido ni destacar en público. La clave radica en la intención y en la práctica diaria de ciertas conductas, por lo cual recomiendan mostrar interés genuino mediante preguntas y escucha activa, reconocer los logros de otros, recordar sus fortalezas, contagiar entusiasmo y equilibrar la empatía con una actitud positiva. Asimismo, cuidar el propio estado emocional resulta fundamental para poder entregar presencia y calidad de atención.
En una época marcada por la ansiedad y el aislamiento, es fácil agotarse. No obstante, la evidencia indica que elevar a los demás provoca un impulso positivo en quien brinda esa energía. Desde Psychology Today enfatizan: “Cuando elevas a los demás, te elevas a ti mismo”, subrayando la reciprocidad inherente a la energía relacional positiva.
El impacto de esta actitud va más allá del individuo. Un solo energizante positivo puede transformar la dinámica de una familia, un equipo profesional o incluso una comunidad. La energía transmitida tiende a regresar, pues quienes reciben positividad, a menudo, la reflejan de vuelta. Es por eso que los expertos concluyen que no se requiere un cambio de personalidad, sino mayor conciencia y la intención de llevar más generosidad y positividad a cada encuentro cotidiano.
Como ejercicio, la publicación sugiere definir, cada mañana, la intención de animar a todas las personas con quienes se interactúe, desde familiares hasta desconocidos.